Thursday, February 24, 2011

¿Qué cuantos años cumplo?


Por Ana Salazar Cabarcos
Bueno, para darse una idea diré que cuando Moisés subió al Monte Sinaí a escribir los 10 mandamientos, yo me quedé debajo de la montaña 40 días y 40 noches cuidándole su burro; cuando bajó traía el dedo todo chamuscado de tanto escribir en la tabla y fui yo misma, la que lo curó poniéndole Vitacilina... “¡Ah, qué buena medicina!”
En “La última cena”  me tocó hacer el guacamole, las tortillas a mano y unos romeritos con mole; al final todos se levantaron y se fueron y me dejaron sola lavando los trastes… ¡ni propina me dejaron!
En el Arca de Noé tenía una suite que me gané en una rifa.
Un día estaba fumándome un purito cubano, cuando él llegó y me arrebató la caja de cerillos, creo que traía una sobredosis de peyote: corrió como loco prendiendo cerillos y aventándolos por toda la ciudad… ¡pobre Roma! ¡Méndigo Nerón!
Así de vieja estoy…
Mi fiesta de XV años fue en un salón de banquetes  precioso que quedaba en el “down town” de la Atlántida, llegué en un crucero para quinceañeras organizado por “Platón Enterprise”: Sócrates y Aristóteles fueron mis chambelanes.
Cuando Iztaccíhuatl se “quedó dormida”, yo le pasé a Popocatépetl la cobija para taparla…
Y así podría seguir contando anécdotas recopilados de tantos y tantos años de vivir… bueno, con decirles que por mi culpa los mayas creyeron que se acabaría el mundo: yo les iba diciendo la numeración y solo me sabía hasta el 2012… ¡sorry!

Wednesday, February 2, 2011

Las aventuras de Gorgonio


"Mis vecinas lagartonas"
Por Ana Salazar Cabarcos

¡Ya ni la friegan mis vecinas, viejas lagartonas! Cuando me ven caminar por la calle se me avientan buscando un  beso… ¡si yo al único que beso es a mi perro!

Unas están re  feas… ¡horribles! Aunque viéndolo bien, entre mis 28 viejas de planta una que otra es fea… ¡pero cocinan y limpian la casa, como ninguna! ¡Hasta tortillas a mano hacen las desgraciadas!

Una de ellas, la Micaela, es tan fea, que cuando la llevé a una feria y entró a la “Casa de los espantos”… ¡a la salida le entregaron una solicitud de empleo!

Y otra, la Rutilia, me contó que cuando nació su mamá dijo: “¡es un tesoro!”, y el papá le contestó: “Tienes razón… ¡hay que enterrarla!”

Y hablando de feas, el otro día me puse a investigar por qué las viejas se la pasan tomando agua todo el día: ¿a poco, no? Como si de veras se cuidaran tanto. ¡Ah! ¡Pero eso sí! Ven un puesto de quesadillas y sopes… ¡y se atrancan 10 de un jalón! ¡Total! Que después de ver muchos libros; y ojo, dije ver, no leer, eh?, descubrí que las viejas toman tanta agua… ¡porque el 99% de sus problemas los arreglan chillando! ¡Méndigas mitoteras! Por eso les gustan tanto las “taranovelas”… ¡Ay, Dios, por qué me habrás hecho tan guapo y macho!




"Mis vecinas lagartonas"
Por Ana Salazar Cabarcos